DEBILIDADES
Jorge Sánchez Aguilar
Jorge Sánchez Aguilar nació y vive en Corrientes, ciudad desde donde proyecta su canto profundamente enraizado en lo guaranítico. Se ha desempeñado como profesor de filosofía y psicología; de Latín y Dibujo. Realizó trabajos de campo en Misiones, en una comunidad Mby´a Guaraní. Es co-fundador del taller literario "KO-E-YÚ". Su obra ha sido recogida en diversas antologías de Argentina y Latinoamérica. Algunos de sus libros publicados son: "Tierra sin mal" (Bs. As. 1979), "Los sueños del colibrí lanza-relámpagos" (Corrientes 1986), "La isla esencial" (Río de los Pájaros, 1991), "Rayo de tiniebla" (Río de los Pájaros, 1995), "Diario de zorzales al borde del alba" (1996), "Estar en el mundo" (1999), "Zona de sol" (Corrientes, 2000), "Las costumbres del colibrí bailarín" (2001), entre otras.
Acerca de su obra, ha dicho el poeta Francisco Madariaga que "deviene como el resultado de una alquimia encendida de ética y de sueño". Al mismo tiempo, Ana Emilia Lahitte ha afirmado que su poesía está movida por una "devoción ancestral, donde el origen trasciende de las palabras"; y Susana Valenti sostuvo por su parte que "todo el cosmos late en esta poesía trascendente".
Algunos poemas
y el Verbo se hizo agua/
y comenzó a fluir
por el cedro sagrado de la lengua/
y se nos hizo agua la boca/
por eso está sin cesar húmeda de vos/Poesía
si el lenguaje no fuera una agua que fluye/
¿pudieran las palabras seguir siendo ríos
en la boca seca?/y el silencio?/
y el profundo origen del canto?/
y el espejo de las voces?
metafonía: el zorzal desata una cascada de agua
dándole cuerpo a la nostalgia del Paraíso?
¡la palabra-alma imagen del Verbo/
al ser soñada y pronunciada/
onomatopeya de Dios!
sólo es mío el esperar la resurrección
la cascada me bebe a contraamparo
el baile naciendo del agua
lleno de luz estaba siendo
América vuelve a tu casa
vinimos a este mundo a soñar sin miedo
la tierra no sólo sirve
¡un gran Viento se ha levantado!
© Jorge Sanchez Aguilar
Fotografía: © Edgar Piñeiro
poema mío sin título
I
el colibrí reluciente en inquietas
palabras
vuela transmutando en canciones el
silencio/
raciones de vientos miden las lejanías
y el sol moja las esquinas,
mis pasos murmurando en la vereda,
las puertas calcinadas de intemperie,
la trama cincelada sobre el cuerpo,
el perro que se enlaza con la tierra,
veredas destrozadas por el sueño,
y de golpe
estoy hecho de ruinas/
algunas columnas trasvasan movimientos en la
siesta
© Federico Bejarano 2009
Martín Espinoza musicalizando un poema mío
Acerca de Martín Espinoza
Martín Espinoza nació en Corrientes en 1952. Es médico especialista en hematología, hemoterapia, inmunohematología y análisis clínico. Es docente universitario en la facultad de Medicina de la UNNE, en el área de química biológica. Ha efectuado estudios en ciencias exactas y biológicas así como en disciplinas humanísticas, como investigaciones y análisis de literatura arcaica, pensamiento del hombre primitivo, teorías relativistas y su aplicación a la conducta psicosocial del hombre contemporáneo. Ha efectuado estudios de los idiomas griego, hebreo y árabe. Es un conocedor de la cábala hebrea y de la teología judeo-cristiana. Su obra poética publicada se encuentra reunida en su libro "Cruz y Ficciones" (Subsecretaría de Cultura, Corrientes, 1994). Posee inéditas varias novelas y ensayos.
Un poema de Martín Espinoza
EL CUERVO
La playa.
Simplemente la playa. ¿Para qué los torpes y fraudulentos adjetivos?
Y sobre la playa un cuervo.
Un cuervo majestuoso, negro... negrísimo, puro, profundo.
Negro y torvo, negro y cruel, negro y divino.
Con el hastío de siglos en sus ojos de acero, se acerca -magnífico- al borde del mar.
Hunde con precisión el pico en la espuma y recoge un diamante grande como una nuez.
Por un momento los ojos del animal y la joya compiten por irradiar más luz.
Un instante después la piedra-luz es ya solamente
una sombra más en las entrañas del ave.
A no mucha distancia un hombre se agita en el agua,
la fatiga se ha apoderado de él y apenas puede mantenerse a flote.
A lo lejos los restos de su nave son disputados por el fuego y por el agua.
El cuervo gira -silencioso y atroz-, da tres pasos
y su pico certero captura un nuevo diamante de las arenas.
El hombre solloza, grita y se hunde; y su figura ya no vuelve a envilecer el paisaje.
El cuervo engulle una última joya, gira, abre sus alas con lentitud,
deja que el sol resbale sobre su plumaje y luego -también con lentitud-
levanta vuelo.
© Martín Espinoza
Y pa' finalizar
poema sin título
El alguacil
enumera las ánimas de la siesta en cada vuelo,
en cada aleteo,
y cada alguacil se lleva,
como si fuera un periódico,
toda la luz del día bajo un ala.
El alguacíl más viejo del mundo
tiene luz
bajo sus alas deshilachadas/
una insectil corbata invisible
y una o dos lunas gordas en el recuerdo
pero le quedan viejas gotas de tarde,
de horas lloradas amarrando su vuelo
El alguacil más grande del mundo
se metió en un zapato disecado
y se comió toda su sombra.
© Federico Bejarano 2009
de mis borradores surrealistas
1
unas luces multicolores desnudan la verdad
y es un rebaño metido en el café
y es la algarabía de segundos y es la muerte
de espejos y de humos bifurcados que me llenan
y me nombran
¿o soy yo que no tengo nombre?
2
trastornado cúmulo de cepillos/
levanté mis codos redondos de vuelos antiguos
para rotar la luz a través de mi frente/ y hoy
no me quedaron brillos/ tengo la espalda llena de aserrines de la siesta
3
el baile es la traducción de un espacio reverberado
y cuando uno revela en su templo
algún órgano encarcelado en su propia luz
es el baile y es el vino enterrado en la sangre y la sombra.
Y el propio cuerpo inenarrable se disuelve con el fuego.
© Federico Bejarano 2009
Dibujo: © José Bejarano
tres poemas viejos
1
1
La pregunta no se escuchó,
quedó
simplemente fondeada,
encarcelada y perdida,
entre callejones y silencios,
en suerte de esquinas.
Un movimiento se desparrama azul,
orejas de fría estación/ en las sombras del lapacho,
picoteadas en el ancho de la unción del día
con el paredón.
2
el viento/ en la rayuela inmadura
que disipa el estar muertos,
el estar resfriados, el frío/
pensamiento de entierro y desentierro,
(los dos al mismo tiempo).
Un movimiento se desparrama azul,
en la noche azul y negra.
2
hay en esto lo que hay en el que mira sin pasión:
nombres descarriados sangrando en el papel.
Y yo esperé,
esperé quizas un sinnúmero de
banalidades/
Regadío de sombras que todo lo disuelven,
que todo lo absorven para su gusto y que
por suerte refulgen.
Refulgen el calor/ refulgen los engranajes de este motor que és la noche
3
esclavo/
entre una mirada y otra
de la infancia
reinando/
entre las sombras humanas
de una multitúd diáfana
en que la vida milenaria
se nos escarcha
© Federico Bejarano 2009
Dibujo: © José Bejarano